- Con una prevalencia estimada de un 1%, de ellas, más de dos terceras partes está sin diagnosticar. Además, esta patología es dos veces más frecuente en mujeres que en hombres.
- Aunque las personas no sufran los síntomas más evidentes (pérdida de peso, pérdida de apetito, fatiga, náuseas, vómitos, diarrea), el daño intestinal se va produciendo de forma larvada.
El Día Internacional de la Enfermedad Celíaca (16 de mayo) llama la atención cada año ante la opinión pública acerca de la importancia de esta patología. Con una prevalencia estimada de un 1% en los países europeos, alrededor de 20.000 personas viven con esta enfermedad en Euskadi. De ellas, unas dos terceras partes están sin diagnosticar. De hecho, hay 6.000 vascos diagnosticados, aunque podría afectar a bastantes más. La Asociación de Celíacos de Euskadi estima que hay otros 14.000 que aún no saben que la padecen.
La enfermedad «es más frecuente en mujeres», apunta el Dr. Ángel Barturen, especialista en Aparato Digestivo de IMQ, en una relación de dos mujeres por cada hombre, y puede aparecer en cualquier momento de la vida, desde la infancia hasta las personas mayores. Entre los adultos, es más frecuente entre los 30 y 50 años.
Para explicar el desarrollo de esta patología, es preciso que coexistan dos factores: una predisposición genética y, en este caso, la ingesta de un grupo de proteínas denominado ‘gluten’, presente en algunos cereales, como el trigo, el centeno y la cebada.
Síntomas
El proceso de inflamación digestiva que acarrea la celiaquía condiciona una mala función del tramo intestinal, cuyo déficit es responsable de síntomas (muchas veces no relacionados con el aparato digestivo) y alteraciones analíticas.
Los síntomas digestivos son los más frecuentes (diarrea, distensión abdominal y molestias abdominales), similares a enfermedades tan habituales como el colon irritable y otras alteraciones de origen no orgánico. En otras ocasiones, los especialistas detectan alteraciones en los análisis que hacen sospechar de su presencia, como anemia o falta de hierro.
Diagnóstico
Es precisamente esa sospecha clínica «el primer paso para el diagnóstico de la enfermedad celíaca». El siguiente consiste en realizar un análisis de sangre y, finalmente, si las pruebas resultan positivas, se procede a efectuar una biopsia del intestino delgado (duodeno) mediante una gastroscopia (exploración endoscópica del estómago), que permite confirmar el diagnóstico.
Tratamiento. Vivir con la enfermedad
Una vez que se cuenta con el diagnóstico de la enfermedad, «es imprescindible comenzar un tratamiento dietético que excluya el gluten. Este componente está más extendido de lo que pensamos, por lo que pequeñas trazas del mismo en la dieta mantendrán la actividad inflamatoria en nuestro intestino e, incluso, pueden hacer dudar de la exactitud del diagnóstico», destaca el especialista de IMQ.
Existen métodos precisos y controles endoscópicos que permiten garantizar el control de la enfermedad y la idoneidad de la dieta: «es necesario un control analítico (análisis de rutina, hierro, vitaminas…)».
Cuando se consigue un control adecuado de la enfermedad, las revisiones se pueden espaciar hasta ser bienales. En caso contrario, serían semestrales (bianuales) y sería necesario plantear otras opciones diagnósticas. Sólo en casos excepcionales la enfermedad no se controla.
Familia y asociaciones de pacientes
Por seguridad, los familiares de primer grado del paciente celíaco deberían realizarse análisis de sangre. «Esta analítica puede mostrar aquellos familiares que deban someterse a una biopsia duodenal, para confirmar el diagnóstico».
Asimismo, en el momento actual, las asociaciones de celíacos constituyen la piedra angular en el tratamiento. «Son las asociaciones quienes controlan y actualizan la información sobre los productos sin gluten, así como las posibles ayudas económicas, legislación al respecto y noticias de actualidad. La Federación de Asociaciones de Celíacos de España cuenta con una marca de garantía que avala en los productos que tienen la presencia de menos de 10 partes por millón de gluten», añade el Dr. Ángel Barturen.
Cáncer y enfermedad celíaca
Por último, tal y como señala la Federación de Asociaciones de Celíacos de España, comparados con la población general, los pacientes con enfermedad celíaca tienen un riesgo aumentado de padecer cáncer, en especial si el diagnóstico se realiza tardíamente con respecto al inicio de los síntomas y no se realiza correctamente la dieta sin gluten. En niños es excepcional la aparición de cáncer y si el cumplimiento dietético es estricto, se ha comprobado que a los 10 años de la dieta el riesgo de enfermedades neoplásicas es similar al de la población general.